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Dominar el arte de delegar es un aspecto crucial del liderazgo; Puede mejorar la eficiencia, capacitar a su equipo y, en última instancia, llevar su negocio al éxito. Pero equilibrar el control y la delegación es difícil. De hecho, a muchos ejecutivos les resulta difícil dejarse llevar y controlar su impulso de microgestionar todos los aspectos de su negocio. La microgestión demasiado entusiasta a menudo da como resultado equipos subdesarrollados, procesos ineficientes y una falta de avance en toda la empresa, lo que obstaculiza el progreso de una organización.
Como empresario, puedo relacionarme con la lucha de administrar todos los aspectos de un negocio por mi cuenta. También puedo entender que me gustaría tomar muchos aspectos en mis propias manos. Sin embargo, a medida que crece una empresa, este enfoque se vuelve insostenible y la necesidad de involucrarse se convierte en nuestro peor enemigo.
Mi “¡A-JA!” Llegó el momento en que contraté a mi primer asistente ejecutivo y me di cuenta de que el 80% de mis funciones diarias no requerían mis habilidades, conocimientos o experiencia. De hecho, he aprendido que si dedico un poco de tiempo y esfuerzo a capacitarme y confío en que alguien más haga las cosas por mí, puedo ganar mucho tiempo para concentrarme en lo que es realmente importante: hacer crecer mi negocio. Aunque la mentalidad de “yo sé cómo hacerlo y ellos no” es un obstáculo que regularmente se interpone en el camino, los líderes deben tratar de recordar que en algún momento alguien más nos enseñó lo que sabemos y de la misma manera podemos enseñar a otros.
Ver también: El arte y la ciencia de delegar (Infografía)
La delegación no es solo una poderosa herramienta para el crecimiento empresarial por sus beneficios para los ejecutivos. Requiere inversión en el desarrollo de otros miembros del equipo, lo que da sus frutos de múltiples maneras. Al mejorar y capacitar a los miembros del equipo, no solo gana tiempo para concentrarse en los aspectos críticos del negocio, sino que también capacita a su equipo para contribuir a su crecimiento y éxito general.
No digo que este proceso haya sido o sea fácil; Requiere un esfuerzo constante y casi nunca es cómodo, hasta que vea los resultados. Las eficiencias que puede lograr al delegar tareas nunca se pueden lograr por su cuenta, y eso por sí solo es motivo suficiente para comenzar a delegar trabajo a otros.
Sin embargo, hay un tiempo y un lugar para todo. No puedes delegar todas las tareas, y no deberías. Más bien, antes de regalar algo, debe considerar algunas cosas que lo ayudarán a determinar cuándo es apropiado, efectivo o no.
1. Confidencialidad: La sensibilidad de la información en cuestión
La información confidencial, como ciertos registros financieros, legales o personales, y la información personal deben manejarse con sumo cuidado y precaución. Si se le confía información confidencial (como la de un cliente), tiene la responsabilidad de mantenerla confidencial y no delegarla a otros sin autorización expresa. En algunos casos, p. Por ejemplo, cuando maneja la nómina en un equipo pequeño y muy unido, es posible que desee mantener a sus empleados alejados de los detalles confidenciales por razones de privacidad. Sin embargo, incluso en este escenario, puede delegar la tarea a alguien fuera de su equipo, p. B. un contador externo. En otros casos, donde la tarea es delicada pero relativamente simple y no involucra al equipo en sí, puede ser apropiado delegarla en miembros de su equipo.
2. Repetición: Evaluación de la delegación basada en la frecuencia de tareas
Las tareas que son repetitivas, sencillas y que carecen de información confidencial suelen ser las mejores candidatas para la delegación. Sin embargo, también es importante estimar con qué frecuencia ocurrirá esta tarea en el futuro. Si la tarea requiere una inversión significativa de tiempo para capacitar a otra persona y no es probable que se repita durante un período de tiempo, enseñarles/delegarlos puede no ser el mejor uso de sus recursos. Más bien, en este caso, puede ser más eficiente para usted hacer la tarea solo para terminarla y pasar a cosas más grandes.
Ver también: Cómo delegar mejor y convertirse en un gran líder
3. Gestión de recursos: delegación de tiempo y rentabilidad
Ocasionalmente, puede completar tareas que están por debajo de su nivel de experiencia o habilidad. Si le ha asignado el puesto un cliente, gerente o inversionista que cree que usted es la mejor persona para el trabajo, es importante que comunique su perspectiva. Explique que sus habilidades, conocimientos y experiencia se utilizan mejor en otros lugares, y considere las implicaciones financieras de dedicar tiempo a hacer cosas que podrían hacerse con recursos menos costosos. Como líder, usted es responsable de impulsar decisiones inteligentes y rentables para impulsar el éxito de su negocio y/o sus clientes. Incluso si termina haciendo el trabajo usted mismo, es importante evaluar regularmente sus prioridades y asegurarse de que su tiempo se esté utilizando de manera efectiva.
4. Intención: Equilibrio entre delegación y compromiso personal
Está perfectamente bien asumir ocasionalmente tareas que realmente no requieren sus habilidades si la intención es beneficiosa para usted y su negocio. Asumir tareas más pequeñas o sin sentido puede brindarle un descanso (a veces muy necesario) de las exigentes responsabilidades diarias y un cambio bienvenido. Algunas tareas pueden ayudarlo a mantenerse conectado con el trabajo de su equipo y, en consecuencia, administrarlo de manera más efectiva, mientras que otras son simplemente divertidas y agradables. Tratar con tareas “pequeñas” no tiene por qué ser perjudicial, especialmente si se orienta conscientemente hacia el éxito de la empresa y los objetivos a largo plazo.
Al planificar una delegación efectiva, los líderes deben mirar más allá del momento presente y considerar las implicaciones para el crecimiento y el éxito futuros. Puede ser tentador asumir responsabilidades nosotros mismos, pero es importante ir más allá de nuestra zona de confort y concentrarnos en responsabilidades que se alineen con nuestras experiencias y habilidades únicas. De esta manera podemos optimizar nuestro tiempo y energía y evitar la trampa de desperdiciar recursos en tareas que podrían ser realizadas por otros. La consideración cuidadosa de cómo los líderes asignan su tiempo y esfuerzo es un componente fundamental de su capacidad de crecimiento.
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